Desde la ciudad de Resistencia, en el norte de Argentina, llega esta reseña de la censura, en 2014, de una exposición de esculturas de Rubén Mañas porque según el responsable político «la muestra no era adecuada para la ciudad porque entre la fauna autóctona de la zona no existen jirafas con alas, ni tampoco los ñandúes [que sí que los hay] son colorados». Más absurdo imposible, pienso yo.